Alerta: EL AGUA QUE CONSUME EL PLÁSTICO
Un profesor lo demuestra en sus clases: para fabricar un litro de agua, se gastan 80
Gloria Villoria
El ministro británico de Medioambiente, Phil Woolas, publicó el pasado domingo en The Mail on Sunday un artículo sobre el despilfarro de agua en el que, entre otras cosas, decía:
"En el proceso de producción, se requieren siete litros de agua para fabricar una simple botella de litro de plástico. Y muchas de las botellas terminan en nuestros ríos y canales, creando una versión en miniatura de la vorágine de botellas y otros residuos plásticos que se arremolinan en nuestros grandes océanos"
¿Para asustar?
Pues parece que se queda corto. Su ecuación, siete litros para una botella de uno, palicede frente a las que lleva tiempo contando a sus alumnos un docente español: para fabricar un vaso de 15 mililitros, asegura, hacen falta 10 litros de agua. Para una botella de un litro, 80; para envolver en plástico un bocadillo, ocoho litros... y así hasta el vértigo.
Sus alumnos lo oyen a diario. "A ver, chicos, vamos a pesar los envases de plástico que habéis traído para el recreo". Así comienza Jose Luis Garrido, profesor de Biología en el IES Carrús de Elche, su habitual experimento de concienciación ecologica. Lo repite año tras año a sus alumnos de bachillerato que, tras ver los resultados, abren la boca hasta el suelo. "Muy bien, Fulanito, el papel transparente que utilizas para envolver el bocadillo pesa tres gramos. Así que si tenemos en cuenta que para fabricar un kilo de cualquier envase plástico se requierne 2.000 litros de agua, has dejado a la naturaleza sin seis litros sólo por traer el bocata.
Esta es su didáctica: enseñar a los niñpos con prácticas cotidianas y experiencias cercanas, como, por ejemplo una típica merendola cumpleañera escolar, disfrutada por los chavales, organizada y sufrida por los padres: "Así mi mensaje llega a todos los miembros de la familia", comenta. Más allá del bullicio, las risas, los regalos, el confeti y las velas, semejante celebración de la vida puede llegar a ser, y es casi siempre, una tragedia ambiental si no se hace adecuadamente.
Pongamos, por ejemplo, que asisten ocho invitados al cumpleaños de su hijo; en total: nueve personas con el homenajeado.
Comienza la lista del desastre: nueve vasos de plástico (90 litros de agua: 10 para la elaboración de cada uno); un plato de plástico para cada celebrante más seis para distribuir la comida a lo largo de la mesa (15 platos, a 18 litros de agua por plato: 270 litros); cubiertos de plástico, a dos por cabeza: 18 (108 litros de agua ). En total y como mínimo, ya que no se incluyen los envases de refrescos y comida, 486 litros de agua desperdiciados, ninguneados, totalmente malgastados, que podrían haberse ahorrado sustituyendo el plástico por vasos de vidrio, platos de porcelana y cubiertos de acero inoxidable, que, por cierto, plantea Jose Luis como una alternativa muy recomendable a la consabida y omnipresente botellita de plástico: "Los termos de acero tienen una vida casi infinita, son irrompibles, y preservan el agua de la luz, además de mantenerla en perfecto estado, y fresquita. Yo entiendo que la gente no quiera volver al botijo o se niegue a llevar en el bolso botella de vidrio. Por eso, el acero es lo mejor"
Hace unos meses y en vista que las "nuevas generaciones, que han vivido siempre en la opulencia, se han olvidado del significado y la importancia del ahorro", Jose Luis publicó un artículo en la revista del instituto, donde denunciaba el monstruoso gasto de agua que genera la industria del plástico -por cierto, una de las que más dinero y beneficios mueve en todo el mundo-, intentando paliar el, según el profesor, venrgonzoso silencio mediático que, ni siquiera en el tiempo del cambio climático, se preocupa por este tema: "La cosa está muy clara- asegura. A nadie le interesa que la gente sepa. Hay multitud de intereses económicos en juego: por una parte, el de las petroleras (sólo en España, se consumen más de 330.000 barriles para la fabricación de botellas de agua) y por otro, el de las marcas de agua embotellada, que fomentan la moda creciente (en la década de los 70, se ingerían 1.000 millones de agua al año en el mundo; hoy, la cifra ha aumentado hasta los 155.000) de beber agua minera, que supuestamente, es más sana".
Y no le falta razón: el agua embotellada deja en ocasiones mucho que desear, hasta el punto de que en ciertas zonas geográficas sería mucho más saludable consumirla del grifo. Según el prestigioso científico alemán William Shotyk -y tal como ya publicó Crónica en marzo de 2006- los envases de plástico no sólo contienen agua y refrescos, sino también niveles excesivos de antimonio, un metal altamente nocivo para la salud que poco a poco se va mezclando con el líquido provocando tras su ingesta vómitos y desarreglos en el sistema nervioso, entre otros transtornos para la salud.
España es el cuarto país consumidor de agua minera (las cifras han aumentado en un 80% en la última década), y el noveno productor de agua embotellada de Europa, hasta alcanzar una media actual de unos 170 litros por habitante y año. Sin embargo, es mucho lo que los consumidores desconocen; por ejemplo, que las tres cuartas partes de de las botellas disponibles en el mercado contienen simple y llanamente, agua del grifo purificada y a la que se llegan a añadir ciertos elementos para poder etiquetarla como mineral.
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